Licenciarse para administrar empresas en su natal estado Táchira, Venezuela, no fue el despegue productivo del joven Ramiro Cárdenas Luna, sino que enfiló baterías a generar por cuenta propia energía solar en Cúcuta, con el apoyo de sus dos hermanos, emprendiendo la fabricación de una carro especial para la venta de alimentos.
Hombre de frontera, padre de San Cristóbal y madre cucuteña que hace 40 años se conocieron el San Antonio (Vzl), Ramiro decidió hace tres años migrar a Cúcuta
ante la falta de empleo y alimentos “donde la gente roba desde una lata de atún o harina para alimentarse” inseguridad que también generó la migración de sus hermanos a otros países. Igual éxodo sueña cristalizar pronto para sus padres, esposa e hija.
Con el apoyo de sus hermanos, reunió siete millones de pesos colombianos que dedicó a la construcción de un carro para la venta de pasteles, limonada y avena, fundamentado en un panel de energía solar, comprado en Colombia aunque de origen chino: empezó vendiendo quince pasteles y siete meses y medio después ya la ventas diarias van en 120.
Ramiro, aplicando la licenciatura de administrar empresas, se ha diversificado de las dos clases de pasteles con que inició: ahora produce variedades con pollo, jamón y queso, salchichón y queso, carne mechada, mixto. Ensaya fabricar las apetecidas papas rellena y pastel de yuca, los preferidos en tierras cucuteñas.
El curioso carro pastelero coronado con un panel de energía solar, acumula 300 vatios, suficientes para el calentador de pasteles, licuar, refrigerar las bebidas, iluminar con un bombillo, cargar celulares y hasta usar un computador portátil. Siguiendo la línea del emprendimiento, Ramiro está vinculado al Sena Norte de Santander, en el programa “Cúcuta incluyente, emprendedora y solidaria”.
Ramiro considera que el problema de Venezuela solo se soluciona cuando salgan del poder quienes hace dos décadas gobiernan “el principal problema es la pérdida de valores, por un presidente que agarra el poder, sin estudio; mediocre”. Dice que la muestra es el salario mensual, que al cambio son unos diez mil pesos colombianos pero un solo cartón de huevos cuesta el doble del sueldo mensual y por si fuere poco, echar gasolina implica tres o cuatro días de cola. Por ello no entiende a los que celebran las fiestas de fin de año, salvo que sea el estar vivos.